AHORA QUE ACABAS DE ADOPTAR UN PERRO
LA EDUCACIÓN DEL CACHORRO.
Actitud con el cachorro
- Siempre actitud de confianza y seguridad.
- Mostrarle afecto, jugar con él, evitar regañarle o gritarle de manera incontrolada y trasmitirle tranquilidad.
- Dejarle y animarle a que explore su entorno sin sobreprotegerle, hasta que se sienta seguro, confiado y busque nuestro contacto.
- No debemos tratarlo como a un bebé, consolándolo o cogiéndolo en brazos continuamente. Si se cae, golpea o asusta de algo nos mantendremos tranquilos, para conseguir una recuperación rápida y que tenga seguridad en si mismo.
Necesidades sociales básicas.
Debe tener contacto social y exposición a estímulos frecuentes. Invitaremos a gente a casa y llevaremos al cachorro en brazos a todos los lugares posibles hasta que estén puestas las vacunas y pueda empezar con sus salidas habituales.
Trabajo educativo.
- Los premios deben ser superiores a los castigos.
- No debemos impacientarnos o forzar al cachorro en el aprendizaje, hay que respetar sus ritmos.
- Nunca trabajaremos si el perro está cansado.
- Nunca se castigará al perro más de 2 segundos después de haber realizado la acción y nunca durante más de 2 minutos.
- Nunca premiaremos y castigaremos una misma acción.
- No se debe dar demasiada importancia al mal comportamiento.
- Nunca debemos llegar a asustar al cachorro con castigos exagerados, físicos o con un periódico.
- No debemos seguir enfadados con el cachorro tras un castigo, no lo entenderá.
- Refuerzos positivos:
Premiar mucho al cachorro será la base para un correcto adiestramiento, pues le enseñamos a concentrarse, prestarnos atención, confiar en nosotros y trabajar de forma colaborativa.
Debemos establecer prioridades y enseñarle una cosa cada vez, para no llenarle la cabeza con información, pues se cansaría y dejaría de prestarnos atención.
Dado que todavía no está preparado para obedecer, le habituaremos a cada comportamiento a base de reforzadores y lo haremos contracondicionándolo, es decir, enseñándole un par de órdenes incompatibles con otras acciones y reforzándolas con premio hasta que las realice de manera automática. Estas órdenes serán “sienta” y “ven”, trabajándolas hasta que las aprenda, será nuestra opción para regañarle cuando haga algo inadecuado.
- Limites que debe aprender:
Los castigos deben ser mínimos, pues será la única manera que los acepte y entienda, pues si pasamos el día diciendo “NO” nuestro cachorro deducirá que es muy difícil tenernos contentos y se negará a prestar atención a nuestras indicaciones. De hecho, por muy listo que sea, es imposible que memorice todos los objetos que no puede romper o los sitios a los que no puede subir o los lugares donde no puede estar o los movimientos que no puede hacer. Por eso, al principio solo castigaremos uno o dos comportamientos, y solo cuando los aprenda pasaremos a otros.
Para castigar usaremos el “NO”, contracondicionando siempre que sea posible o modificando su actitud suavemente, dando al cachorro dos o tres oportunidades y una vez las gaste, le encerraremos en su sitio durante 2 min., sin gritos ni otro tipo de castigo.
Si se excita demasiado o se pone insoportable le llevamos a su sitio y le dejamos allí, pues esta opción siempre es mejor que perder los nervios con el o dejarle que haga lo que quiera sin control.
Socialización y aceptación del entorno.
Es importante que el cachorro tenga el mayor contacto con personas, objetos, lugares, ambientes… para que lo acepte y aprenda a adaptarse a situaciones novedosas. Así aprende a controlar el estrés que produce lo desconocido, a recuperarse rápidamente cuando encuentra algo diferente que le asusta y le ayudamos a almacenar un gran número de experiencias positivas cuando logre superar el miedo y enfrentarse a lo desconocido.
- Socialización con personas:
Debe conocer a todas las personas posibles antes de los tres o cuatro meses de edad, especialmente niños, ancianos, bebes con carrito, personas con muletas, etc., de diferentes edades, sexo, constitución física, voces, etc.
Deben ser experiencias positivas, con juegos, premios, caricias y contacto físico, dándole el tiempo que necesite para sus acercamientos, animándolo y premiándolo. Nunca obligándolo.
Se debe permitir a todo el mundo tocarle y no regañar al cachorro por morder, gruñir o saltar, especialmente con niños, y se agobia o asusta le permitiremos alejarse.
- Exposición a estímulos, para evitar futuros miedos o fobias a ruidos, entorno, motores, etc., y conductas agresivas o de huida.
Debemos empezar a exponer al cachorro a todo lo que va a formar parte de su entorno en un futuro, con la mayor frecuencia posible, para acostumbrarse a mantener la calma en todo tipo de ambientes (ruido, multitudes). Para esto lo llevaremos a todos los lugares donde nos sea posible (parques, calles muy concurridas…) dejándolo acercarse y olisquear todo lo que quiera, para y observar tranquilamente todo lo que le llame la atención, sin meter prisas.
Si algo le asusta, no reaccionaremos, permaneceremos tranquilos y sin dar ninguna importancia, y si algo le asusta especialmente asociaremos su cercanía con algo positivo.
Inhibición de la mordida.
Todos los cachorros nacen con la boca dura, aún sin fuerza pero incontrolada.
- Como ablandar la boca con otros perros
Desde la camada, con su madre y hermanos, aprende que si muerde demasiado fuerte sus hermanos chillan y se acaba el juego (si no tengo cuidado tendré que jugar solo) y de su madre u otros perros adultos gruñido o rugido (si muerdo demasiado fuerte, bronca).
Por eso es importante que el cachorro tenga la posibilidad de seguir recibiendo esa información cuando se le separa de la camada, jugando con otros cachorros y relacionándose con perros adultos.
- Como ablandar la boca con personas
Debemos imitar el comportamiento de los perros para que el cachorro reciba el feedback necesario antes de que desarrolle fuerza en la mandíbula. Al principio será incapaz de controlar todos los mordiscos, por lo que empezaremos trabajando los más fuertes para conseguir ablandar la boca paulatinamente. Los primeros días solo nos quejaremos y enfadaremos por los que duelan, y una vez controlados éstos, empezaremos a quejarnos siempre que clave y sintamos sus dientes. En la última fase, exageraremos hasta en el simple roce, para que comprenda lo delicados que somos y que tiene que actuar con extrema precaución.
Debemos entender que ellos nos ven grandes e imponentes, y ellos muy pequeños, por lo que les cuesta aceptar que nos hacen daño.
ALIMENTACIÓN.
La alimentación óptima para un perro es el pienso, que siempre debe ser de buena calidad, pues “somos lo que comemos” y la dieta influye directamente en su salud y su correcto desarrollo. La dosis aconsejada varia en función de edad y peso, y normalmente en el saco viene especificado en un atabla orientativa. El número de tomas aconsejada también depende de la edad, siendo de 3 tomas para los cachorros hasta los 6 meses, y de 2 tomas para adultos a partir de los 6 meses. No es recomendable dar comidas humanas, ya que suelen dar problemas digestivos, dentales, renales, hepáticos, etc. Como extras en su dieta tenemos la zanahoria o la manzana crudas, que además de suponer una fuente de vitaminas y fibra, suponen un juguete entretenido si se dan en porciones grandes. Y por último y no por ello menos importante, siempre debe tener acceso a agua limpia y fresca.
HIGIENE.
En cuanto a la higiene, no es aconsejable bañarlos antes de haber completado la pauta vacunal de cachorros, pero en casos de suciedad extrema, hacerlo con agua templada y secándolos bien, evitando cambios bruscos de temperatura. Una vez terminada la pauta vacunal, se pueden bañar sin problemas, utilizando siempre un champú especifico para perros (no sirven los de humanos), de baja detergencia (no hacen espuma y son menos agresivos), respetando un intervalo entre baños mínimo de 3-4semanas, ya que lavar con demasiada frecuencia a un perro altera su barrera lipidica protectora y deriva en problemas dermatologicos y genera peor olor corporal.
También conviene cepillarlos regularmente para eliminar pelo muerto y estimular el cuero cabelludo; es interesante acostumbrarlos desde pequeños para que lo asocie con momento de juego y de relax.
VACUNACIÓN E IDENTIFICACIÓN.
La vacunación es fundamental para la buena salud del perro, ya que le protege de gran número de enfermedades como son el moquillo, la hepatitis infecciosa canina, el parvovirus canino, la leptospirosis (enfermedad transmisible al ser humano), la traqueobronquitis, la rabia y la leishmaniosis.
La identificación es obligatoria a partir de los 3 meses de edad y se realiza mediante la colocación de un microchip en el lado izquierdo del cuello.
MEDICINA PREVENTIVA.
También existen Planes de Prevención, cuyo objetivo es la detección precoz de enfermedades, lo que conlleva un mejor pronóstico:
- En perros de razas grandes, que suelen padecer con frecuencia enfermedades óseas y articulares relacionadas con el crecimiento, es aconsejable realizarles una radiografia de cadera a los 6 y alos 12 mese de edad, para poder tomar medidas correctoras antes de que haya completado el crecimiento.
- Analítica sanguinea anual para la detección precoz de Leishmania, Ehrlichia, Rikettsia y Filaria, ya que son enfermedades graves transmitidas por mosquitos (Leishmania y Filaria) y garrapatas (Ehrlichia y Rikettsia). La epoca aconsejable es a partir de noviembre, que es cuando empiezan a bajar las temperaturas y desaparecen los vectores de la enfermedad.
- Chequeos geriátricos anuales en animales de edad avanzada. En razas pequeñas se considera necesario a partir de los 9 años y en razas grandes a partir de los 7. Así conseguimos controlar enfermedades degenerativas propias de la edad a tiempo, alargando la supervivencia y la calidad de vida.